Los niños son la luz que iluminan mi vida, los causantes de mi felicidad. Al venir a trabajar, me inyectan energía, provocan que pase con una sonrisa y positivismo todo el día, me llenan de mucha sensibilidad y ternura con cada una de sus ocurrencias.

Mi propósito cada día que me levanto es procurar enseñarles que siempre pueden ser mejor que ayer. Además, me propongo transmitirles que tengan en su mente deseos de esforzarse y dar lo mejor de cada uno; que día a día interioricen en su ser que son capaces e inteligentes. También quiero que comprendan que no tienen límites si se esfuerzan y son perseverantes. Uno de mis objetivos fundamentales es enseñarles a poner en práctica los valores y también desde su corta edad que vean la importancia del amor propio.

Por Jacquelin Alvarez Mendoza.